lunes, 4 de noviembre de 2013

Macbeth

La disfruté, disfruté cada segundo y a pesar de él, el arrepentimiento nunca llegó, incluso con su mirada en mi rostro, incluso al ver sus ojos llenos de rabia posar sobre los míos al haberme deleitado con su más grande amor, yo permanecí hierático.

Como si una gran sed se apagara dentro de mi, dejé de esperar el bien y solo a que el mal se cobrara cada segundo de placer que tuve con ella.

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